Las Tesis sobre Feuerbach de Marx tienen un sentido cultural
y complejo, porque explica la naturaleza humana y la sociedad a partir de la
actividad del hombre, haciendo énfasis en el papel que desempeña la praxis, en
tanto actividad material adecuada a fines.
Esta nueva concepción, fundada en la praxis y sus múltiples
mediaciones (necesidad, interés, fin, medios, condiciones) permitió a Marx
concebir la esencia del hombre no en su
expresión genérica abstracta, sino como el conjunto de sus relaciones sociales,
es decir, que la esencia del hombre se forma a través de su actividad
(cognoscitiva, valorativa, práctica y comunicativa). No es una esencia
“muda”, que se da a priori, porque se forma en la producción y reproducción de
su existencia.
Sobre la base de las tesis sobre Feuerbach de Marx, al
marxismo se le considera como “filosofía de la praxis”, como filosofía de la
subjetividad.
Sencillamente, para Marx, la vida es esencialmente práctica,
la conciencia, ser consciente, y el ser de los hombres, un producto de su vida
real y práctica.
El ser social (condiciones materiales de la sociedad)
determina a la conciencia social (modo aprehensivo creador del ser social).
Esta concepción revolucionó la historia de la filosofía. Y
por supuesto, a la filosofía misma. Por primera vez se muestra que el hombre
antes de hacer ciencia, política, etc, tiene que vivir bajo un techo, comer y
muchas cosas más, es decir, construir sus bienes materiales a través de la
actividad, del trabajo.
Así se muestra cómo el ser social determina a la conciencia
social y el papel determinante del factor económico, en última instancia.
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